Como me llena de ilusión mirar atrás y recordar aquella seguridad que sentí dentro de mí, aquella certeza de que había encontrado lo que estaba destinada a hacer. No hubo ni una sola duda. Así que viajé, aprendí, me certifiqué, invertí, arriesgué, me aferré a este sueño y combatí todos los obstáculos para más tarde, tener la honra de convertirme en la primera sirena profesional de Barcelona y la primera en estar certificada para instruir Mermaiding en Cataluña.
En aquel momento para algunos a mí alrededor aquello parecía algo de risa, otros me aseguraban que esto aquí (en Barcelona) no iba a gustar. Yo por mi parte, me abría una página en Facebook simplemente con mi nombre (Andreina y Mermaid que significa sirena en inglés, tal como lo escuché por primera vez en aquel programa de TV), dediqué la cuenta a hacer ver que era posible convertirse en sirena o tritón y hasta me imprimí unas tarjetas de presentación que orgullosamente ponían: Andreina Mermaid – Sirena profesional. Hoy yo también me rio de haber podido asumir cada comentario, alentador o no, con mucho positivismo, buen humor y determinación, conservando el pensamiento de que tanto los triunfos como las adversidades, harían parte de la magia.
Lo cierto es que un buen día y contra cualquier predicción, todo empezó a tomar muchísimo sentido cuando empezaron a llegar aquellas primeras llamadas y mensajes que nunca olvidaré: ‘‘Hola, mi hija siempre ha dicho que le salen escamas en las piernas’’, ‘’Andreina, mi hijo está obsesionado con el fondo del mar y con las sirenas’’, ‘‘Buenos días, me encanta el agua, siempre me he sentido una sirena de verdad, los adultos también podemos participar?’’ La magia estaba allí.